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El oso y el leñador

Texto

Una tarde de otoño, un leñador que vivía en Méytéres fue solo al bosque de Praz Charbon a cortar leña. Tenía que preparar provisiones, porque el invierno se acercaba y duraría mucho tiempo. También recogió ramitas y piñas para encender el fuego.

Estaba solo y  trabajaba muy duro cuando sintió que alguien lo observaba. Levantó la vista y se quedó petrificado. Un enorme oso se encontraba cerca y parecía oler a su presa. De repente, el hombre lo dejó todo y salió corriendo, como si tuviera alas en los pies.

El leñador corrió durante mucho tiempo y al llegar a un barranco se subió sobre las ramas de un árbol. Pero el oso, que lo había seguido, llegó con la misma rapidez. El oso comenzó a dar vueltas alrededor del árbol, mirando al pobre hombre que, cada vez más asustado, buscaba la manera de salvarse.

En un momento dado, el oso comenzó a agitar el árbol con la esperanza de hacerlo caer. El leñador se aferró entonces con más fuerza a las ramas. Pero los pobres pájaros, que estaban escondidos en lo alto del follaje, volaron aterrorizados.

Después de un buen rato, el hombre tuvo una buena idea. Con cuidado de no perder el equilibrio, se quitó la chaqueta y, tras llenarla de ramitas, el leñador hizo rodar el bulto por el barranco. El animal, creyendo que era el leñador quien había saltado, se precipitó ladera abajo en su persecución.

Cuando vio al oso cerca del río Evançon, que fluía justo en el fondo del barranco, el hombre pudo bajar del árbol. Estaba tan asustado que ni siquiera podía mantenerse erguido: la cabeza le daba vueltas y apenas podía respirar.

Trató de recuperar el aliento y, aún prestando mucha atención, se volvió. Recogió su sierra y la madera que había cortado; luego, con las pocas fuerzas que le quedaban, volvió a casa.

Su mujer y sus hijos, que no lo habían visto regresar antes de que cayera la noche, lo estaban esperando ansiosos. Temían que algo malo pudiera haberle pasado o que estuviera en peligro. Así que se alegraron mucho de verlo llegar sano y salvo y de poder abrazarlo.

Al mismo tiempo, el oso, decepcionado por haberse dejado llevar por un engaño, abrumado por el cansancio y aún más por el hambre, volvió a subir lentamente por la ladera y fue a buscar comida a otro lugar. Tuvo que conformarse con algunas setas y arándanos que encontró en el camino.

Complementos

Existe una version del cuento ilustrado en francés a la que se puede acceder aquí: Le conte illustré, en PDF.

Referencias

El cuento en francés sobre el que se basa esta traducción pertenece al "Sacs d'histoires, nouvelle série Mars 2018": Conte pe le petchou de inque – Contes pour les enfants.
Esta nueva serie de 2018 retoma un proyecto comenzado a fines de los años 70 en el Valle de Aosta con el fin de recuperar elementos de la tradición oral de los pueblos del valle.


Los autores agradecen
a las docentes que colaboraron en la revisión de los textos Cecilia e Serafina Curtaz, Augusta Pitet, Miranda Glarey, Anna Vuillermoz, Rosanna Vuillermoz
a las docentes y sus alumnes que contribuyeron a completar los dibujos de algunos cuentos:

Institution scolaire San Francesco Aosta
École de l’enfance de Excenex Institution scolaire Valdigne Mont-Blanc
École de l’enfance de Morgex Institution scolaire J.B. Cerlogne
École de l’enfance de Sarre Chesallet Institution scolaire L.Barone
École de l’enfance de Challant St.Anselme.

Al Sr Saverio Favre y a los miembros del Servicio Lingüístico.

La versión original de este cuento de tradición oral está en patois d'Ayas.

Traducción

Esta traducción fue hecha por Amel Mediouni y revisada por Mariana Frontini en febrero 2021.
La versión original de la que se desprende esta traducción es L'ours et le bûcheron.

La reproduction, à but non lucratif, des textes et des images est autorisée à la condition d'en mentionner la source.