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El osito y las pastas

Texto

Un pequeño oso vivía en el país de los osos con su papá, su mamá y su hermanita.
En el país de los osos todo es como en el de los humanos. Los osos habitan en casas y los ositos van a la escuela.
El pequeño oso era muy obediente e inteligente. Pero en la mesa él rechazaba comer otra cosa que no fuera pasta. Y aún así, no soportaba otra cosa que las conchitas y los macarrones.
Un día no encontraban más pasta en las tiendas. Había muchas papas, muchas cebollas, muchos ejotes, mucho arroz, pero ni una sola pasta.
El pequeño oso, no quería comer. Adelgazaba un poco cada día y estaba cada vez más triste. Su hermanita comía de todo y continuaba a jugar y a reír felizmente.
Entonces, el oso Albert fue a la casa y le dijo a los padres del pequeño oso: pero ¿por qué no hacen la pasta ustedes mismos? Nadie había pensado en eso. Es muy simple, agregó él, hay que mezclar la harina, los huevos y el agua. Lo aplastamos y lo cortamos en pedacitos, lo cocemos y entonces obtendremos pastas.
Los padres oso se pusieron inmediatamente a trabajar. Una hora más tarde las pastas estaban listas y se las llevaban al pequeño oso. Pero no eran ni conchitas ni macarrones: ellas no tenían ningún agujero. El pequeño oso no las quiso comer. Los padres hablaron por teléfono al oso Alberto que les prometió que él tendría una solución.
Cuando el oso Alberto regresó a la casa, traía un misterioso paquete que abrió sobre la mesa y dijo: ¡Aquí hay una máquina para hacer pastas con agujeros!
Los padres se pusieron a trabajar inmediatamente y pronto sirvieron al pequeño oso un plato de macarrones. Al lado de él, su hermanita comía un delicioso puré de papas.
Frente a todo el trabajo y los problemas que sus padres tuvieron por su culpa, al pequeño oso le dio mucha pena. Su amor por las conchitas y los macarrones se había ido. Y dijo “yo también quiero puré de papas”

Referencias

Autor : Jean-Pierre Chavagne